Comentario
En la sociedad urbana pronto se manifiesta una clara división entre los ricos y la "gente menuda", si bien es cierto que en los primeros momentos de desarrollo urbano se estrecharon lazos solidarios entres todos los habitantes de la ciudad configurando la comuna. La comuna pretendió desde el primer momento conseguir ciertas libertades de los señores feudales que controlaban la ciudad.
Entre los ricos encontramos a los mercaderes, los grandes negociantes o los maestros de las corporaciones mientras que la "gente menuda" estaría integrada por los trabajadores. De esta manera podemos hablar del escenario urbano como el germen de la sociedad capitalista y del proletariado industrial -especialmente en la actividad textil- al comprar los maestros la fuerza laboral de los obreros, siendo estos pagados con un salario, bastante bajo habitualmente. Las mujeres que trabajaban vivían una mayor explotación.
En los últimos años de la Edad Media aumentan los parados en el mundo urbano. Grupos de hombres y mujeres abandonan la campiña buscando un futuro mejor en la ciudad, futuro que no presenta el color deseado. La mayoría de las mujeres se enrolarán en la prostitución mientras que los hombres formarán parte de las amplias bolsas de parados. Estos parados serán los provocadores de las protestas urbanas que sacuden la Europa de la Baja Edad Media entre las que destaca la ocurrida en Florencia en 1378.
Pero no todo van a ser preocupaciones en la ciudad ya que ésta se caracterizará por ser el centro de la diversión. El tiempo de ocio se consume en la taberna donde se conversaba, se jugaba y se bebía. También se podía acudir a las casas de baños, lugares de cierta connotación sexual que tuvieron unas estrictas normas encabezadas por la separación de sexos. Esta rigidez va desapareciendo en los últimos siglos medievales y en la mayoría de ellos se permite la entrada conjunta de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. El concepto de purificación del cuerpo y del alma asociado al baño sería, en la mayor parte de los casos, lo que primara en estos lugares. Si lo que el ciudadano deseaba era una aventura sexual acudiría al prostíbulo, uno de los puntos más identificativos de la ciudad. En el año 1234 se estableció en Aviñón lo que podemos denominar el "primer barrio chino", exigiéndose a los burdeles que se identificaran con un farol rojo a la puerta al tiempo que se prohibía a las prostitutas llevar velo. Para conseguir mantener en buen estado las murallas de Milán, Bernabo Visconti -príncipe de la ciudad- obligó a los burdeles a pagar un impuesto, lo que nos indica su elevado número.